Usa remolacha cocida y bien escurrida → Tritúrala hasta obtener un puré fino y homogéneo. Esto garantiza una textura uniforme y color vibrante, sin exceso de humedad que pueda alterar la fermentación. Ajusta la hidratación del poolish → Sustituye parte del agua del prefermento por el puré de remolacha. Como la remolacha aporta líquido natural, es recomendable reducir el agua un 10–15 % para mantener la textura fluida del poolish. Fermentación controlada y lenta → Deja reposar el poolish entre 10 y 14 h a 20–22 °C. Este tiempo permite desarrollar sabores complejos y un color estable, sin que la dulzura vegetal domine. Integra el poolish con suavidad en la masa final → Añádelo como parte del líquido total, mezclando sin romper su estructura. Así obtendrás una miga aireada, elástica y de tono rosado uniforme. Combina con ingredientes que realcen su sabor → Este fermento combina a la perfección con quesos suaves, hierbas frescas, frutos secos o masas con cereales integrales, aportando contraste visual y gustativo.